sábado, 2 de marzo de 2013

ENTRE RÍOS




Entre Ríos, tierra verde,
tierra cargada de historias,
andan los bravos caudillos
cabalgando su memoria.

Entre Ríos, tierra azul,
de una clara transparencia,
los que están lejos la añoran,
andan llorando la ausencia.

Entre Ríos, tierra roja,
en su cardenal altivo,
y en la brasita que deja
montecitos encendidos.

Entre Ríos, tierra blanca,
límpido cielo de infancia,
de un corazón desbocado
al sentirla a la distancia.

Entre Ríos, tierra fuerte,
en el monte, un alarido,
y  después se hace silencio
en las pupilas del río.

Entre Ríos,  de “solapas”,
y del cantar  de chicharras,
de una chamarra dulzona
enredada a una guitarra.

Entre Ríos, prodigiosa,
de la lucha y el esfuerzo,
la de la mano tendida,
la del corazón abierto.

Entre Ríos, ribereña,
la de pueblos ancestrales,
la que aún sigue clamando
por charrúas y minuanes.

Entre Ríos, cielo  y  campo,
y musa del canto mío,
me va refrescando el alma
el abrazo de sus ríos.

Entre Ríos, mi regazo,
don Linares ya lo dijo:
“mejor muerto en Entre Ríos
que vivo en el paraíso…”.




EL RÍO Y LA VIDA




De La Paz vengo,
vengo remando,
voy por mi río
crecido o manso.

Y aunque yo creo
que voy andando,
el río manda
me va llevando.

Mi “carpinchera”
va aguas abajo,
corto es mi aliento
y el río es largo.

Siempre en el río
yendo y viniendo,
los años pasan,
me van doliendo.

Pobre, muy pobre
así he quedado,
no sirve el oro
de los dorados.

La lucha es dura
y el pago amargo,
solo en el río
me voy quedando.

Lo que he ganado
lo voy juntando,
y un poco en vino
lo voy gastando.

Amo a las aguas
del bravo río,
cuando navego
lo siento mío.

Donde otros siguen
me quedo un rato,
y si se quedan
sigo remando.

El río sabe
que lo que planto,
si él lo quiere 
puede llevarlo.

Y lo que trae
su andar cansado,
si me hace falta
puedo guardarlo.

Calla conmigo
cuando me callo,
canta conmigo
cuando  yo canto.

Te voy dejando
hermano mío,
busca este cauce
el de mi río.

Este es un río
que es todo abrazo,
nos va llevando
en un mismo paso.

Y aunque tu río
sea de otro lado,
nos va encontrando
el mismo remanso.

Nadie del todo
anda alejado,
un mismo puerto
nos va juntando.

La vida es río
y al fin y al cabo,
todos en ella
vamos remando.



LA TARDE




Calma la tarde sus piecitos posa
y entre un rojo y naranja se dilata,
la primera estrellita da su plata,
yo la siento tan frágil, temblorosa.


La sombra, cual serpiente cautelosa
a los últimos reflejos ataca,
un lamento en el aire se desata,
la copla del crespín, tan dolorosa.


Y en un adiós cansado y remiso
un sol agonizante que caía
deja el último grito tan rojizo.


Y en un cielo de islas, tan difuso,
veo morir cansadamente al día,
por un tajo vertical, ancho y profuso.



ARROYITO



Arroyito que conoces
mis pasos desde la infancia,
si habré lavado en tu cauce
viejas tristezas del alma.

Chiviros chamarriteros
y zorzalitos del alba,
siempre saludan tu andar
agüita fresca, entrerriana.

Caminador desde siempre,
serpiente cansina y larga,
a veces sumé unas lágrimas
a la quietud de tus aguas.

Vas remontando la senda
de la noche a la mañana,
te detienes un ratito
si la  luna  te reclama.

Será siempre tu destino
andar buscando distancias,
yo ando juntando coplas
para contar tus andanzas.

Arroyito de mi infancia,
tibia caricia del alma,
algún día he de volver
para abrevar en tus aguas.

Cuando mi canto sentido
se apague en la noche larga,
volveré en una calandria,
arroyito de mi infancia.