Arroyito que conoces
mis pasos desde la infancia,
si habré lavado en tu cauce
viejas tristezas del alma.
Chiviros chamarriteros
y zorzalitos del alba,
siempre saludan tu andar
agüita fresca, entrerriana.
Caminador desde siempre,
serpiente cansina y larga,
a veces sumé unas lágrimas
a la quietud de tus aguas.
Vas remontando la senda
de la noche a la mañana,
te detienes un ratito
si la luna te reclama.
Será siempre tu destino
andar buscando distancias,
yo ando juntando coplas
para contar tus andanzas.
Arroyito de mi infancia,
tibia caricia del alma,
algún día he de volver
para abrevar en tus aguas.
Cuando mi canto sentido
se apague en la noche larga,
volveré en una calandria,
arroyito de mi infancia.
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