Allí junto a la orilla no hay ninguna
pena que agobie el corazón mío,
todo está en calma, el cielo, la luna
y la mansa cintura de mi río.
Abro mi corazón y un canto dejo,
el paisaje es luz, es hermosura,
mis ojos miran absortos y perplejos,
ruedan gotas de luz desde la altura.
Quietud y soledad… nada importuna,
mansedumbre de arroyo dentro mío
he nacido entrerriano… ¡que fortuna!;
Mi alma sorprendida se pregunta
¿Es posible tanta belleza junta?.
Yo le digo: -tan solo en Entre Ríos-