miércoles, 23 de enero de 2013

ELLA


Buscaba la ternura de tus ojos
en el ocaso de la primavera,
y en la calma quietud de la ribera
me dio el cielo costero tus sonrojos.


Te  encontré en el ondear de la madera,
pequeña canoíta estremecida,
y te sentí tan  cercana, amada mía,
perfume azul de las enredaderas.


Entonces supe, estaba enamorado,
y a cada instante, mi amor, te recupera,
la tarde me devuelve tus encantos.


Porque habitas mi abrazo abandonado,
y  eres dueña de todas mis quimeras,
porque alientas el fuego de mi canto.



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