viernes, 28 de diciembre de 2012

ATARDECER EN EL RÍO



A la copa de los árboles se aferra
el último suspiro de la tarde.
Gime el río que por el lomo arde,
se callan los gritos de la tierra.


Ya la noche se prueba su vestido
y un costero remonta la jornada;
en un rezo, su sombra reclinada,
va dejando en la arena sus latidos.


Ya divisa en la costa la ranchada.
Palomas las manitos levantadas,
gurisitos en ronda lo han cercado.


Y las islas levantan su proclama
en defensa de aquél que tanto aman,
de nuevo el sol ha sido ajusticiado.



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