Cerquita del río
descubrí tus ojos tan juntos a los míos,
y llenaba el aire
el perfume agreste de los espinillos;
si hasta el caminito
por acompañarnos se volvía lento,
apreté tus manos
y tembló tu cuerpo cual junco en el viento.
Algún camalote
dibujaba azules en la correntada,
mientras la ribera
plena de verano, florecía en alas;
tu risa en cascada
se prendía al vuelo de los siririces,
y por tu alegría
el cielo costero perdía sus grises.
Nuestras manos juntas
y una dicha inmensa desbordando el alma,
jugando en la costa
gaviotas curiosas quebraban la calma,
la brisa costera
envolvió tu cuerpo, temblaste de frío,
y sobre mi pecho
fuiste una avecilla que buscaba el nido.
Bebí de tus labios
esa miel silvestre que al monte robabas,
sentí que al besarte
la comarca toda de luz se inundaba;
estiré los dedos
alcanzarte quise la primera estrella,
y canté esa tarde
sólo con nombrarte, la canción más bella.
descubrí tus ojos tan juntos a los míos,
y llenaba el aire
el perfume agreste de los espinillos;
si hasta el caminito
por acompañarnos se volvía lento,
apreté tus manos
y tembló tu cuerpo cual junco en el viento.
Algún camalote
dibujaba azules en la correntada,
mientras la ribera
plena de verano, florecía en alas;
tu risa en cascada
se prendía al vuelo de los siririces,
y por tu alegría
el cielo costero perdía sus grises.
Nuestras manos juntas
y una dicha inmensa desbordando el alma,
jugando en la costa
gaviotas curiosas quebraban la calma,
la brisa costera
envolvió tu cuerpo, temblaste de frío,
y sobre mi pecho
fuiste una avecilla que buscaba el nido.
Bebí de tus labios
esa miel silvestre que al monte robabas,
sentí que al besarte
la comarca toda de luz se inundaba;
estiré los dedos
alcanzarte quise la primera estrella,
y canté esa tarde
sólo con nombrarte, la canción más bella.
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