Mis ojos buscan tus ojos en vano
aunque escucho tu risa todavía,
el río trae tu imagen clara y viva
y hasta siento tu piel entre mis manos.
Soy una sombra herida que ha quedado
doblado como el sauce en la ribera,
veo caer los soles de la espera
sin encontrar la luz que tanto amo.
Te rozo en cada línea del camino,
presiento hasta en las piedras tu latido,
te descubro en las señas del destino.
Y un corazón cansado, dolorido,
te invoca en la distancia, te reclama
y en un dolor febril, aún te llama.
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