Intenté acercarme a tu ribera
cuando en llamas mi canoa aún ardía,
y cual río andariego en mi osadía
quise atraer miradas como fuera.
Fui juntando los soles de la espera
soñaba reencontrarte un claro día,
como el agua cansada, el alma mía,
terminó por rendirse a la postrera.
Por beber de las aguas del orgullo;
y no oír la canción enamorada
fue ceniza el amor entre las rocas.
Me contaron hoy un secreto tuyo,
que añoras mis perdidas llamaradas
y la dulce canción que había en mi boca.
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