El no vive del río. Es río y arena.
Porque el río es su muerte y es su vida,
agua bendita, delicada y buena
y otras veces creciente, dura herida.
Los dos son viento norte, espuma y ola,
sus sombras se confunden en la playa,
dos fuerzas que se juntan, nunca solas,
una se ofrece al otro adonde vaya.
En el llanto y la risa están unidos,
hay un pacto que el tiempo no entorpece,
río y hombre se prestan los sentidos.
Y esa canción costera me enternece,
corazón, arena y agua, y un destino,
por los siglos de los siglos, hombre y río.
Fotografía: Carlos Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario