La Paz es un
pedazo
de suelo
bendecido,
el Paraná le
canta
con una
antigua voz,
es bella,
pintoresca,
nuestra
tierra del alma,
la de
Pascual Echague
y el Coronel
Berón.
La Paz,
serena y calma,
se peina en
sus sauzales,
aquel que le
visita
no la olvida
jamás,
La Paz,
marrón de río
y roja en
sus ceibales,
y entrando
desde el Arco
azul jacarandá.
Hermosas son
sus termas
juntito a la
Curtiembre,
sus
barrancas, sus islas,
cada muerte
del sol,
junto a su
costanera,
el parque,
el museo,
y la mansa ribera
con gurises
de sol.
El puerto
con su historia,
el
guinche, su vigía,
y las viejas
casonas
que cuentan
de su ayer,
después
llego a la plaza
la iglesia,
sus campanas,
me envuelven
los recuerdos
y vuelvo a
mi niñez.
Son muchos
los poetas
La Paz, que te
cantaron,
te hiciste
melodía,
guitarra y
acordeón,
tu canto
como el río
es dulce y
rumoroso,
y a veces en
un llanto
nos quiebra
el corazón.
Qué bueno
fue cantarte
La Paz de
mis amores,,
“querencia
bendecida”
del Linares
cantor,
cuando un
día me vaya,
cuando
callen mis pasos,
ojala que
los niños
te canten mi
canción.
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