viernes, 19 de octubre de 2012

MADRE DE LA COSTA


Tus manos de madre,
son manos que sufren, son manos costeras;
sientes que la vida
igualita al río, tu tiempo se lleva.

Las veo en las noches
tejer una manta con hilos de sueños;
y sobre una cuna
se vuelven tus manos dos flores de ceibo.

Será tu destino
igual al del sauce, morir junto al río.
aunque traiga penas
que amarguen ti vida, lo sientes tu amigo.

Ahora comprendo
tu amor por la costa, porque no te alejas;
eres como el sauce
que lejos del río llora de tristeza.

Te veo a la siesta
doblada en la orilla lavando la ropa,
mientras los gurises
te arrancan la risa jugando a la “embopa”.

Miras la canoa
tu gurí crecido recorre el “alambre”;
heredó el oficio,
pescador costero, que dejó su padre.

Será tu destino
igual al del sauce, morir junto al río.
aunque traiga penas
que amarguen tu vida, lo sientes tu amigo.

Ahora comprendo
tu amor por la costa, porque no te alejas;
eres como el sauce
que lejos del río llora de tristeza.




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