Soy el alma
de este suelo
que anda
juntando emociones,
y a
veces junto tristezas
en las
noches de fogones.
Muchas veces
fui el lamento
de una raza
sometida,
tristezas de
abuelos indios
fueron
abriendo una herida.
Acompañé a
los caudillos,
empenaché
las moharras,
fui grito
libre en el viento,
señores… soy
la guitarra.
Dejé por mi
tierra amada
la ternura
de mi canto,
y en el
amor, me ha tocado,
a veces ser
risa y llanto.
Mi boca se
iluminaba
cantando
coplas de amores,
la vi llorar
otras veces
golpeada por
los dolores.
Junté
penitas de a ratos
y algunas
quejas calladas,
y algún
crespín me ha dejado
a mis
cuerdas enlutadas.
Amordazaron
mi boca
en tiempos
de tiranía,
quisieron
cortar mis cuerdas
y apagar el
alma mía.
Mas fui
juntando en mi caja
de mi
pueblo, sus lamentos,
y el tirano
nunca supo
que hasta
canté en el silencio.
Y ya me voy
despidiendo
el camino me
reclama,
te entrego
mi corazón
en una copla
galana.
Si un día
por un dolor
tu corazón
se desgarra,
yo vendré a
aliviar tu pena,
soy dulzura…
soy guitarra.