Por tu boca la tierra
me cuenta sus pesares,
y recupero historias
de tiempos que han pasado,
y siento la tibieza
y el olor de los montes,
los misterios el hombre
me dejas en los labios.
Desde siempre anduviste
con los gauchos baqueanos,
después de las contiendas
entibiaste las penas,
ibas de mano en mano
recogiendo relatos,
y al silencio quebraba
tu rezongo, de a ratos.
Te veo en esas manos
que pulsan la guitarra,
y en aquellas curtidas
del arado y la pala,
en las casas de ricos
y en los patios de tierra,
tu nombre nos hermana,
nunca hace diferencias.
A veces te me vuelves
dulzón para unos labios,
en mi pago entrerriano
te queremos amargo;
en las ruedas de amigos
a gritos te reclaman,
pero también te buscan
cuando está triste el alma.
Mate sabroso y puro
¡qué bueno fue cantarte!,
mis coplas se hacen labios
tan solo por besarte.
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