Se pintan arabescos en el fuego
mientras afuera llueve mansamente.
No necesito, amor, hoy de tu ruego,
quedaré en tu regazo largamente.
Ya la noche ha soltado sus amarras,
navega por su viejo río de sombra;
y en mis manos temblando la guitarra
recuerda aquel poema que te nombra.
Una antigua ternura y un silencio
que invade mansamente nuestras almas
nos aleja del mundo y de la gente.
No escuchemos amor, la voz del tiempo.
ven, brindemos aquí... juntos y en calma,
mientras afuera llueve mansamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario