sábado, 2 de febrero de 2013

ESTE RÍO QUE ANDA Y ANDA


A este río que anda y anda
desde gurí lo conozco,
él era mío a pesar
de mi madre y sus enojos.

El me traía susurros
de esas voces ancestrales,
de los chanás que dejaron
su llanto entre los sauzales.

Chamarra en noches serenas,
tristeza en tardes nubladas,
a veces le vi cargando
alguna pena olvidada.



A veces cuando crecía,
se hacía un  torrente azul,
y en los tiempos de bajante
era silencio y quietud.

El juncal no lo quería,
y el arroyo protestaba,
la tibieza de sus alas
a su paso, él les robaba.

Y en los días de tormenta
tristeza de los costeros,
corcoveaba con el viento
deshilachando al estero.

Recuerdo una tardecita
me vio tan triste, tal vez,
se acercó tan mansamente
dejó el lucero a mis pies.

Sigue mi río andariego
destino dulce y amargo,
nunca podrá echar raíces,
jinete del viaje largo.

A veces cuando estoy triste
regreso al atardecer,
y el río me reconoce
viene y me besa los pies.



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