Acaso cuando el cielo gris y triste
que traen los febreros,
recoja mansamente las
guitarras calladas,
se doblarán los sauces en un dolor antiguo,
y andará en la ribera una lágrima
estirada.
Descenderá en el río una nota
llorona
escapada quizás de tristones
cordajes ,
se apagará el rumor de pájaros
costeros,
por esa ausencia amada se apagará el paisaje.
Y entonces una madre de algún
ranchito humilde
canturreará esta noche esa canción
de cuna,
serás abrazo largo cubriendo la
ribera
y andarán a tu lado el lucero y la
luna.
Y vendrán a la costa los “negritos
del agua”
se juntarán en ronda, y buscarán
tus manos,
yo sentiré mi voz quebrada para siempre
buscando que en mi tierra no se
apague tu canto.
Recientemente supe que en el cielo
entrerriano
un dulzor de guitarras aparece en
febrero,
y algunos pecadores, me han jurado
por Dios
que te han visto jugando con los
niños costeros.
Mis manos abrazadas otra vez al
madero,
de nuevo la nostalgia floreciendo
en las cuerdas,
yo no sé cómo sabe que ha llegado
febrero,
más llora por Linares… el juglar
de mi tierra.
La tarde va juntando de a poco sus
retazos,
y la costa se llena de sones
estelares,
ha llegado febrero, le creo a los
costeros,
a orillitas del río, hoy lo he
visto a Linares.
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