Un golpear de marejadas,
en el cielo luna llena,
y en los ojos del costero
voy descubriendo una pena.
El viejo río que pasa
se fue llevando sus sueños,
la vida se ha puesto dura
para los hombres isleños.
A veces él recupera
aquellos tiempos dichosos,
cuando era ceibo florido,
todo fuerza y alborozo.
Trampero, espinel y remos,
la dulzura de los trinos,
nunca le escuché una queja,
siempre abrazado al destino.
Viejo islero de mi pago,
allá en la boca del San Juan,
anda buscando un recuerdo
pa´ espantar la soledad.
¡Qué harás Julián! - le gritaban,
cuando el río se levante.
-Haré ranchada en los “cerros”,
y estaré hasta que se amanse-.
A veces lo veo quieto
como un sauce en la ribera,
anda eligiendo una estrella
para el día en que se muera.
Le va llevando sus cosas
al pasar la inundación,
pero el río no se atreve
a llevarle el corazón.
Fotografía de: Gustavo Cabral
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