A veces me siento solo
si no camina conmigo,
enredado a sus seis cuerdas
por ahí anda mi destino.
Si no la tengo, te juro,
hasta el tiempo se me alarga,
y un manojo de silencios
me va carcomiendo el alma.
Más cuando siente mis manos,
su cuerpo es escalofrío,
y se le escapan sonidos
de calandrias y de grillos.
Y un manso río de notas
tocan mis dedos de agua,
y entonces ella se vuelve
canción, ternura, esperanza.
Y un cielo color de ausencia
penetra por mi ventana,
y un contrapunto de horneros
allí en su boca se instala.
Y una chicharra envidiosa
se acerca y como si nada,
se mezcla con los caseros
amontonando nostalgias.
Y es allí cuando le veo
llena de luz su mirada,
y esos acordes tan hondos
me vuelven celeste el alma.
Y entonces es cuando digo
así nomas de pasada,
mi vida sería una pena,
si no te tengo: guitarra.
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