jueves, 21 de febrero de 2013

MI PRIMERA BICI



Tengo en mi memoria un niño despierto
mirando azorado lo que le mostraban,
una bicicleta de cielo pintada
con dos ruedas grandes, cual lunas gigantes,
y dos chiquititas, a cada costado.

Mis frágiles dedos fuertes se apretaron
al frío manubrio, mi alma reía,
había cambiado en solo un instante
aquel caballito viejo de madera
por este gigante , caballo de acero
que tenía dos soles con rayos plateados.

Mi padre miraba, mientras sonreía,
mi madre sufría, como presintiendo
la pronta caída,
y la despareja vereda de entonces
supo de mi gloria de aquel primer viaje.

Pisaba en el suelo, retomando fuerzas
llegué hasta la puerta de la Susanita,
la llamé y le dije: -tengo bici nueva,
apenas aprenda… te llevo una vuelta-.

Recuerdo una tarde, a las cinco y media,
detuve mi bici, la llamé con gritos,
recuerdo su manos allí en mi cintura
y sobre mi espalda su cara pegada,
riendo pedaleaba camino a la esquina,
los dos tan felices, la vida cantaba,
y la bicicleta, te juro… volaba…



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