La cicatriz del camino
me va llevando hasta el río,
el caminito de siempre
por eso lo siento mío.
Y al andarlo voy juntando
cosas que no tienen dueño,
un puñadito de arena
y una caricia del viento.
Y he guardado entre mis manos
un pedacito de cielo,
y en mis ojos se ha prendido
la puntita del lucero.
Senderito de la costa,
manantial de un tiempo niño,
te camino y recupero
los sueños que había perdido.
Vuelvo a sentir el arrullo
cadencioso de mi río,
a pesar de larga ausencia
reconoció mi “chiflido”.
Pero también me doy cuenta
que me estoy volviendo viejo,
se hacen cortos los veranos
y estirados los inviernos.
Y va sintiendo mi alma
cansancio de un viaje largo,
empinada es la barranca
más la he de subir cantando.
Mis pasos van desandando
la cicatriz del camino,
con una luna costera
guardadita en mi bolsillo.
Reflejos de un río amigo
llenan de luz mi mirada,
encontré tantos recuerdos
que tengo celeste el alma.
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