viernes, 17 de agosto de 2012

EL ÁNGEL CANSADO


Lo encontré tan callado cuando moría el día,
lo cubría un retazo de aquel atardecer,
le improvisó un rezo, fugaz, la boca mía,
lo acarició una nube que no quiso volver.


Le sacudí el polvo de su piedra tan fría
y al calor de mis manos, lo sentí estremecer,
era otoño, y mi alma, ansiosa repetía
-me quedo junto al ángel, alargando el placer.-


El lugar era el mismo, más lo vi diferente,
vi una flor, casi lila, naciendo dulcemente
y aquel ángel cansado, queriéndola alcanzar;


Dejé en el blanco mármol aquel beso tardío,
he acerqué hasta la cruz, muy cerquita del río,
y aquel ángel cansado, caminaba detrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario