Retazos de la tarde
mansamente
van dejando en el río
sus heridas,
en los ranchos hay
luces florecidas
y un vaho de fatigas
en la gente.
Es hora del sosiego en
la ribera.
Se destiñen de a poco
los colores,
y una vieja canción de
pescadores
nos habla de una
ausencia y una espera.
Cumpliendo
puntualmente su destino,
una luna andariega en
el camino
luciérnagas de plata
va prendiendo.
Los grillos ya
comienzan su concierto.
Se silencian los pasos
en el puerto:
¡Cuánta magia la noche
va tejiendo...!
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