viernes, 17 de agosto de 2012

LA CANOA Y EL RÍO


Cuando la botaron
sobre el manso río,
sintió de sus aguas
un calor de estío.

Ella, pequeñita,
él inmenso y bello,
navegar sus aguas
era todo un sueño.

Tembló su madera,
de timbó costero,
él le dio un abrazo
de viejos eneros.

Ella, casta y blanca,
él, un viejo río,
ella, tan pequeña,
él, cargando siglos.

Ella, bien costera,
porque aquí ha nacido,
él viene del norte,
camalote y brillo.

Ella le ha contado
a un grillo costero
que está enamorada
del río andariego.

Ella con sus brazos,
de remos tan finos,
le va acariciando
su rostro de vidrio.

Y él, con agua dulce,
le da un tibio beso,
y ella se detiene
alarga el regreso.

Así es la leyenda
de este pago mío,
de un amor eterno
de canoa y río.

Si andas por mis costas
de tarde, un estío,
verás el abrazo
de canoa y río.

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