De pie y silente en soledad espera
junto al remanso gris de la corriente,
el sol dibuja gotas en su frente,
de bullicio se ha vestido la ribera.
A solas con su alma delibera,
su vida es como el agua, transparente.
A flor de río su sombra penitente,
cuidada por el sol va prisionera.
Piececitos calcados en la arena
le pintan la pobreza que lo apena.
Más nunca ha cuestionado su destino.
El paisaje le ofrenda lo que quiere.
Si lo alejan del río él se muere.
Al alba, volverá a andar el camino.
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