Pusiste el corazón a la coraza.
No tembló nunca la lanza en tu
mano.
Las armas y la cruz del
castellano
destruyeron los sueños de tu
raza.
Presentiste el peligro, la
amenaza,
a la tierra te aferraste, hombre,
hermano;
por codicia la espada del
villano
tu corazón bravío... despedaza.
Hoy te ofrezco mi canto, da un
rugido.
Largo tiempo has callado, es
bastante,
que sepa de tu grito el mundo
entero.
Muestra tu altivo corazón
herido.
Muéstrales que aún agonizante
eres puma, eres tigre y no
cordero.
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