viernes, 7 de septiembre de 2012

LA PALMERA Y LA CANOA



La canoa se pregunta
en esa tarde de estío,
como llegó la palmera,
 allí, tan cerca del río.

La canoa la imagina
en la plaza a la palmera,
sin embargo esta se alza
ostentosa en la ribera.

La pobre nació tan sola,
y solita se ha quedado,
los árboles ribereños
ni siquiera la han mirado.

A veces la canoíta
suele escuchar una queja,
la palma le pide al sauce
un poquito de tristeza.

La palmera mira a un ceibo
con sus flores desangradas,
más ella sangra por dentro
porque ha crecido olvidada.

Está sola la palmera
en un paisaje costero,
ella guarda en su corteza
soledad de espinelero.

Por suerte la canoíta
en largas tardes de estío,
viene y le cuenta a la palma
de los secretos del río.

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