Quedaron fijos mis ojos
atrapados en el cielo,
siempre busco entre las nubes
algunos rostros que anhelo.
Miro el celeste y el blanco,
y el rojo que es un lamento,
las figuras me devuelven
la huellas que llevó el viento.
Buscan mis ojos dolientes
los rostros de los que fueron
a buscar nubes del cielo
y que ya nunca volvieron.
Son ovejitas de mármol,
a veces, cuando las miro,
pero la imagen me dura
apenitas un suspiro.
A veces me miran raro
desde unos párpados ciegos,
¿qué haces mirando las nubes?,
estás perdiendo tu tiempo.
Las escucho, y no contesto,
las nubes sigo mirando,
ellas son indescifrables,
como el hombre y sus misterios.
Y esas nubes me devuelven
un casto tiempo de niño,
que como el cielo costero
se siente triste y herido.
Y a veces me siento nube
de algún verano tardío,
y ando formando en mi cielo
nombres y rostros perdidos.
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