El día va reptando las barrancas,
se atisba en los cristales del rocío,
aromas del verano sobre el río,
el sol entre las nubes viene en ancas.
Y en el verde profundo del follaje
se abren dócilmente los rosados,
cual insignia la costa ha levantado
la inmortal plenitud de su paisaje.
Los árboles, las aves y las flores,
concilian en la costa sus colores
con el gris afilado del lucero.
Gime un ceibo en un rojo se desgarra.
Carga el agua un plateado de mojarra,
y un azul de camalotes el estero.
Fotografía: Carlos Martinez
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