Ibas por el estero contorno de agua,
tan claros tus ojitos los de torcaza.
La pesadez costera de resolana,
te arrimaba a la orilla corriente clara.
¿Qué flor ibas buscando, la de las tunas?
alzaste un capullito lleno de lágrimas.
Sola por la ribera contorno de agua,
qué dulces son tus ojos los de torcaza.
Y descubrí en el monte unas miradas,
los duendes de la siesta se enamoraban.
De rama en rama andaban sin
alejarse,
cortando las espinas para cuidarte.
Corrías por el bañado contorno de agua,
el río por cantarte reverberaba.
Y el agua que pasaba eternamente,
vino a calmar tu sed calladamente.
Mi niña de la costa, de las chicharras,
sentí que en una copla te deshojabas.
Sombrita allí en la arena contorno
de agua,
con una flor y un verso, yo te esperaba.
Mis manos te buscaron sombra de agua
y me entregué a tus ojos, los de torcaza.
Fotografía: Gustavo Cabral
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